Esclarecimientos claves aporta Rudolf Steiner en su sintético libro de conferencias El Psicoanálisis desde el punto de vista espiritual. El tema de fondo que plantea es que las personas que se dedican al Psicoanálisis, basado en una seria búsqueda de las intimidades psíquicas del hombre, carecen de los medios cognitivos para comprender ese mundo anímico. Y esto puede acarrear ciertos peligros, sobre todo por la influencia que ejerce sobre la vida social y especialmente en la educación.
El libro se divide en dos conferencias Antroposofía y Psicoanálisis parte 1 y parte 2.
En la primer parte abordan los principios del Psicoanálisis creado por Freud, como el trauma psíquico, la escucha como herramienta, la histeria y sobre todo los casos, cada vez más habituales, en los que no habría una causa evidente de enfermedad rastreando el pasado, pero sí una fuerza que busca canalizarse y que genera enfermedad cuando no lo logra.
Analiza casos muy interesantes desde el enfoque psicoanalítico y la visión espiritual de la Antroposofía.
Freud planteó que los acontecimientos no totalmente digeridos por el alma en la infancia era posible que quedaran como remanentes hacia una disposición impulsiva que posteriormente pudiera entrar en virulencia por alguna motivación inconsciente, así nació la teoría a la que Freud dio el nombre de teoría de la neurosis o teoría sexual.
Pero ya en aquella época, comenta Steiner, Adler advirtió que no todos los casos tenían una causa sexual, y señaló por ejemplo al ansia de poder: Una dama histérica con un poder tiránico sobre su medio ambiente con espasmos cardíacos son particularmente populares en estos casos en los que el ansia de poder desplazada al inconsciente conduce a la histeria.
Cuando analiza la psicología de Jung señala los aportes de la diferenciación de dos tipologías de personas, emocionales y mentales, y que según la que predomine será el tipo de conflicto inconsciente que busca aflorar en forma de “demonio” que se “proyectará hacia afuera”. La orientación terapéutica sería dirigir las energías hacia algún receptor, pero justamente Jung admite que no es tan fácil. Steiner coloca el ejemplo de un exitoso empresario joven que cansado del ajetreo de la vida de negocios decide retirarse a vivir a una granja y con todo resuelto poder vivir de los intereses y disfrutar de la apacible vida en el campo; pero resulta que después de un tiempo de disfrutar de todo lo que le daba su casa campestre comienza a perder interés por las flores, por la música, y a quedarse sentado solo en su habitación lleno de elucubraciones, con dolores aquí, allá, perdiendo la sonrisa comienza a estar cansado y con dolores de cabeza.
Su médico le explica que tenía un problema psíquico y le recomienda volver a su trabajo anterior. Pero ya había perdido el contacto con esa habilidad, y no se sentía ni del campo ni de la ciudad. Fue a buscar a Jung quien tampoco lo pudo ayudar porque se debía haber intervenido en una etapa “más temprana”. Jung relata esta historia para mostrar que no es fácil “redirigir una energía”.
Señala Steiner que es aquí dónde aparece la posibilidad de intervención a partir de la ciencia espiritual antroposófica, que reconoce las influencias “suprapersonales” en vez de las influencias “demoníacas” de las que habla el psicoanálisis.
En la segunda parte del libro se profundiza con un ejemplo, cómo funciona la subconsciencia que “quiere lograr su próposito y tiene que valerse de los medios sin importar el decoro o indecoro”. Y se muestran de manera concreta las interacciones de las fuerzas del mundo mundo espiritual en la vida de Nietzsche y su relación con Schopenhauer y Wagner.
Steiner demuestra que la raíz de las perturbaciones se debe a un “revoltijo” del pensar, sentir y querer que pierden la alineación y que si uno admite los conceptos de la ciencia espiritual se evitará que estas tres energía del alma “se confundan caóticamente en el subconsciente”.
Alexis G. Ansaldo
Almamater
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